El estilo auténtico de karate
Autor: Iñigo López Menéndez
Uno de los grandes problemas de las artes marciales, y del karate por supuesto, son los egos. Eso, unido a la necesidad humana de pertenencia a un grupo identificativo del que ser parte (sea una nación, un equipo de fútbol, una etnia, una religión…un grupo de karate), convierte el karate en un reino de taifas, todos ellos los únicos “originales” .
Todos somos los auténticos, originales, respetuosos y tesoros imperiales de la verdad marcial. Y lo cierto que es no existe ni ha existido nunca esa verdad.
Desde el inicio del karate, en Okinawa, los maestros tenían referencias cruzadas, de sus danzas de región, sus viajes a china para aprender kung fu, conceptos del kobudo o katana aplicados a la mano vacía, visitas de maestros al reino … esa es la realidad y sólo algunas de las formas sobrevivieron hasta nuestros tiempos, otras se perdieron.
Cuando siempre oigo en los distintos estilos (seminarios, visitas a dojos…): “esto es lo auténtico” siento pena de la mezquindad y debilidad humana, que tiene que negar lo que no es él para reafirmarse. Esto es claramente debilidad.
Por otro lado, tiene un cambio de concepto que parece pasarse por alto. En otros tiempos donde los enfrentamientos entre maestros eran habituales como forma de testar, China o Okinawa, incluso en katana los duelos en Japón, lo auténtico no era ni valor, porque lo autentico con la cabeza cortada tiene bastante poco peso argumental… el de la cabeza en todo caso. El concepto de efectividad es el valor.
El concepto de auténtico no es marcial, es comercial. Eso lo pasamos por alto. escudos, federaciones, asociaciones, estilos… Esto no es inocuo, porque lo “auténtico” siempre excluye, y, en un arte de lucha, excluir es limitar: lo que hace el no auténtico no vale, pero eso si… eso no se testa como en otros tiempos, porque ahora, como en general en nuestra sociedad, la marca, lo “auténtico”, no tiene que ser demostrado. Y no hablemos de los karatekas, antes de libro, ahora de internet, que hablan de lo auténtico desde su sofá o sin salir de su barrio.
En Okinawa los entrenamientos con varios maestros eran habituales, de hecho se consideraba un plus, y el que por ejemplo las diferentes variantes de kata llevaran nombres como matsumura passai, oyodomari passai, etc es un enriquecimiento porque las referencias cruzadas provocaban experiencias diferentes. Y ninguna era mejor o peor… y se testaba.
En un curso con maestros de Okinawa de Shorin Ryu en el que yo estaba, estaba dirigiendo el entrenamiento un 9 dan y se empezó a trabajar UNSU. Empezó el contaje y al poco paró y dijo: ” ah, vosotros trabajáis el unsu de Nakazato” y dijo: ” vale ..cambiamos de kata”. No dijo: esta mal, así no es, nunca se ha hecho así, hoy estáis conmigo y hacéis como yo digo… porque eso queda para el amor a la marca japonés, que no okinawense, cuna del karate.
Siempre me chocó, en mi primer acercamiento al shorin en 1995, como un compañero me contaba que en un dojo (sagrado casi en japón) estaban unos niños sentados aprendiendo inglés con sus bolígrafos, libros y apuntes. Aunque aparentemente no tiene que ver con lo que estoy tratando, sí lo tiene en el fondo: “lo que es y debe ser” para un artista marcial.
El problema de lo axiomático de lo auténtico es que ha provocado empobrecimiento múltiple en el karate, aplicaciones de kata por ejemplo creadas a partir de cambios no testados o a partir de cambios técnicos realizados en los kata para hacerlos más estéticos en la competición… ¿Qué desarrollo técnico como arte marcial hay detrás de una técnica de combate que se ha cambiado para ser más estética?
Hay que saber que linea sigues, fundamental y básico, pero para entender los demás, no para ser guru. Y hay que mirar con los ojos abiertos a los otros de donde viene tu linea (a la tradición), escalar hacia atrás, no por valor de lo antiguo sino porque ellos testaban, tienen esa riqueza técnica nacida del testar y nos explica de donde viene la técnica antes de ser cambiada. Nosotros hacemos karate de play station (invito a asistir a “bunkais” de exámenes y competiciones federativas). Aunque es totalmente lícito hacer karate de porcelana, utilizando una expresión de Kase, eso no es, ni nada lo es, auténtico.
Mi respeto máximo a Kanazawa sensei, que volvió a Okinawa a mirar. Aquí anotar que cuando hizo gankaku sho, recuerdo un curso con él donde escuchaba a danes shotokan criticar eso, esa “invención”, cuando es un kata okinawense adaptado, pero respetado al máximo, de la linea de Shoshin Nagamine. Por supuesto, esos altos danes federativos no lo sabían.Ya hacían ellos lo auténtico, para qué iban a mirar…
Recuerdo aquí, para terminar, una frase oportuna de Gichin Funakoshi: “Il n’y a pas de style en karaté, c’est comme la philosophie. Chacun a son opinion. Qui a raison ? Qui a tort ? Personne ne peut le dire. Chacun doit essayer d’aboutir à un point où il pourra montrer qu’il a créé quelque chose dans sa vie.”